¿Sabes por qué nunca acabas lo que empiezas?

¿Qué patrón de comportamiento repites? Es impresionante la cantidad de veces que me han dicho: Comienzo algo y no lo termino”. Aquí te voy a contar lo que realmente sucede en tu cabeza y la razón por la cuál dejas todo a medias. ¿Sabes por qué nunca acabas lo que empiezas?… Aquí te lo revelo.

¿Sabes por qué nunca acabas lo que empiezas?
1. ESTÁS ENFOCADO SOLAMENTE EN LA META GIGANTE.

Recuerda que tu mente siempre busca alejarte del dolor y acertarte al placer. Cuando solamente te enfocas en el escenario gigante, tu mente te dice: «¡Uy, no! ¡Qué pereza! ¡Tengo que hacer mucho! Mejor vamos a ver una serie de Netflix, es más divertido».

Ok. Primero vamos a analizar un poco lo que realmente nos atrapa de series como «La casa de papel» o «Game Of Thrones» (odio esta última)… Las series de Netflix son como una película completa segmentada en pedazos y por eso te hacen adicto, porque quieres saber cómo continúa la historia.  Tu mente odia dejar espacios vacíos y siempre busca llenarlos con algo (sí, también por eso suponemos tanto). Pero el punto aquí es: ¿Te gustaría generar esa misma sensación con tus metas? Te diré lo que puedes comenzar a hacer: segmenta tu película.

Subdivide esa meta gigante en varias metas pequeñas y celebra tus mini triunfos. Al subdividirlas, te mantendrá la energía alta porque al terminar cada mini-meta segregarás una de las hormonas de felicidad y te sentirás mejor que cuando terminas una serie, además, se fortalece tu diálogo interno de “siempre acabo lo que empiezo”.

¿No es mejor sentirte pleno porque sabes que estas avanzando hacia la vida de tus sueños? O bueno, si prefieres seguir con Netflix, no te lo discuto. Es más cómodo… por eso el 98% de la población sigue allí… Ok. Sigamos…

 
2. DEJA DE PENSAR QUE SIEMPRE TIENES QUE DISFRUTAR DEL PROCESO.

Esto fue uno de mis más grandes obstáculos mentales. En todos los libros que leía me decían «tienes que disfrutar el proceso». Entonces cuando habían momentos que no lo disfrutaba, dudaba de mi meta y me preguntaba: ¿Será que realmente quiero esto?. Me quedaba un buen rato pensando si seguía o no. Me distraía, me culpaba, desistía por un rato y lueeego volvía al ruedo. Entonces un día me dije: «Mija, elimina esa frase de una vez y ponte a trabajar».

Aquí es donde tienes que fortalecer mucho más tu visión a largo plazo, y recordar los beneficios que vienen después de terminar esas tareas tediosas. Piensa en el beneficio final y verás que aún haciendo “lo tedioso” vas a hacerlo, con ganas y determinación.

3. SIÉNTETE EN LA MITAD DEL DESIERTO.

Amo esta sensación y la saqué justo cuando leí «El Alquimista» de Pablo Coelho. No recuerdo muy bien la historia, pero el protagonista en un momento estaba en la mitad del desierto y comenzó a pensar en devolverse. Entonces analizó: «la distancia es la misma si sigo adelante o si me devuelvo». Al terminar de leer esa frase, cerré los ojos y me apropié de esa sensación. Ahora cada vez que me planteo una meta, busco sentirme en la mitad del desierto.

Haz que no te quede más opción que seguir adelante, porque si te devuelves, la distancia será la misma y no habrá tanto beneficio. Sentirte a mitad del desierto es comprometerte con tu meta, ¿De qué manera te puedes sentir realmente comprometido a cumplir tu meta? Debe ser algún factor externo que te obligue a cumplirla sí o sí, puede ser que ya lo hayas dicho a «vox populi» y ahora debes cumplir tu palabra. Esa es una de mis favoritas. Pero, creeme… sentirte a mitad del desierto será el mayor impulso cuando pienses en desistir.

4. TÚ SIEMPRE ACABAS LO QUE EMPIEZAS.

Quizás este título te sonó extraño, porque sabes que no siempre acabas lo que empiezas. Te cuento que una de los mayores razones es porque tienes esa frase impregnada en tu cerebro “nunca acabo lo que empiezo” ¿Y sabes qué vas a buscar a hacer de forma inconsciente? ¡No acabar lo que empiezas! Practica contarte una nueva historia, cuando estés haciendo las mini tareas y las acabes en tu día a día, di con fuerza “siempre acabo lo que empiezo”; dilo cada vez que puedas, porque estás encontrando evidencias de que sí, siempre terminas lo que comienzas a hacer. El cerebro no diferencia si la tarea es importante o pequeña, solamente hazle encontrar evidencias que vayan golpeando esa creencia negativa, y verás que, a medida que más te lo repitas durante el proceso, más fuerza y determinación tendrás hasta terminarlo.

5. TODOS DEJAMOS COSAS A MEDIAS.

¿Sabes cuáles? Las que no nos apasionan y las que alguien nos aconsejó hacer. Pero, realmente, no es algo que nos conecte del todo. Antes de comenzar algo, pregúntate: ¿Cuáles son los beneficios de terminarlo? ¿Qué va a suceder luego de cumplir esa meta? ¿Te emociona? Entonces quédate con esa imagen y mantenla contigo todos los días. Pero, si no te emociona mucho ni la meta, el resultado o el proceso, entonces ¿Qué coño estás haciendo ahí? ¿Para qué comenzaste a hacerlo? Y ¿Cómo vas a terminarlo? Perdón que me altere, pero no soporto ver que tantas personas hacen lo que hacen solo por presión social y no porque realmente quieran hacerlo.

Algo de tu meta te debe emocionar, SIEMPRE. Encuéntralo y recuérdalo a cada momento. Y si no encuentras nada que te emocione, vuelve a las series de Netflix. Quizás veas allí a algunos que cumplimos estos principios y digas: «Wow, míralo! Él era mi amigo y ahora tiene un documental de su vida y de lo que ha impactado al mundo». Entonces vuelves a las opciones de series y te pones a ver otra… o quizás eso sí sea tu motor para comenzar a aplicar estos principios. Quién sabe…

¿Te sirvieron estos Tips? Reléelos, aplícalos y compártelos a quien consideres que necesite aplicarlos o recordarlos.

Y si realmente quieres acelerar tus resultados y alcanzar tus metas en tiempo récord, agenda ya mismo tu llamada de aceleración de resultados con mi equipo y te diremos los pasos a seguir:

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