El merecimiento es la certeza interna que tienes de obtener algo en tu vida. Pero, ¿Cómo puedes elevar tu nivel de merecimiento?
Primero, debes tener en cuenta que si quieres algo y sientes desde tus entrañas que es lo que mereces, lo obtendrás. Sin embargo, si quieres algo y sientes que no lo mereces, inconscientemente tomarás decisiones que te desvíen del camino y te saboteen de lo que quieres.
Realmente, el nivel de merecimiento se puede transmitir durante nuestra infancia. Por ejemplo, si eres amado durante esa etapa tan importante, crecerás con la decisión en ti de que mereces ser amado y se reflejará en tu autoestima. Es decir, sentirás que mereces vivir en amor y respeto y que todo lo bueno llegue a tu vida.
¿Nivel de merecimiento bajo?
Primero, necesitas responderte esta pregunta: ¿estás viendo afuera lo que quieres? Si la respuesta es no, es hora de evaluar qué es lo que realmente sientes que mereces. Hay pensamientos, acciones y emociones que son señales y nos indican dónde se encuentra nuestro nivel de merecimiento.
Segundo, cuando ves a alguien que tiene todo lo que tú quieres, la otra pregunta que te debes hacer es: ¿te sientes mal o te alegras por ese éxito ajeno?
Si tu alegría no es genuina, es momento de reflexionar y de observarte para identificar cómo te estás relacionando contigo mismo. Comienza a cuestionarte sobre lo que crees que mereces en los diferentes aspectos de tu vida: en el amor, la familia, los amigos, el dinero, el trabajo, tus sueños…
Por último, observa cuáles son los pensamientos y sentimientos que vienen a ti cuando respondes las preguntas acerca de lo que mereces en tu vida. Si son pensamientos donde te das el título de egoísta y te sientes mal o culpable por recibir regalos o cosas buenas. Entonces tú, amigo mío, tienes un nivel de merecimiento bajo.
¿Cómo puedo subir mi nivel de merecimiento?
Lo más importante, es eliminar “la culpa”, que te hace creer que no mereces más, que lo que tienes está bien y que si aspiras a más en tu vida es sinónimo de egoísmo. Eso es totalmente falso, todos y cada uno de nosotros merecemos lo mejor. Desde tiempo de calidad con nosotros mismos, grandes oportunidades para crecer y ser mejores, una mano que nos ayude a levantar en la dificultad.
Es importante saber: merecemos recompensas por nuestros buenos actos y sobre todo, merecemos que nuestra vida esté llena de abundancia y felicidad.
Sin duda, debes recordar los recursos internos que hay en ti, tus habilidades, tus fortalezas y enfócate en trabajar cada día en ti, solo así lograrás conseguir todo lo que sueñas para tu vida y recibirlo desde la gratitud, desde el estado pleno de merecimiento. Acepta las bendiciones que llegan a tu vida con humildad y gratitud.
¿Y sabes que es lo mejor de todo?… ¡Que no hay que elegir entre una cosa y otra!, ¡podemos ser, lograr y tener tanto como creamos que somos capaces y merecedores!
Hoy te quiero invitar a que te hagas las preguntas escritas en este blog. Evalúa esos pensamientos de merecimiento que tienes a diario: ¿qué te dices?, ¿qué crees que mereces? Al responderlas con honestidad, podrás descubrir piedritas internas que no te han permitido obtener aquello que quieres.
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Me despido con la frase de Gustavo Cerati: ¡Mereces lo que sueñas!