Cuando estaba aprendiendo a manejar, me costumbré a colocar el freno de mano luego de estacionar el carro. Pero al principio me sucedían dos cosas: Se me olvidaba sacar el freno de mano y al acelerar se trababa el carro, entonces me daba cuenta y lo sacaba. Lo otro que me sucedía era que sacaba el freno de mano, pero no por completo y podía manejar así distancias largas, pero tenía que presionar más el acelerador porque iba más lento de lo normal y lo peor de todo es que pasaba rato así, sin darme cuenta.
Así mismo nos pasa a veces en la vida. ¿Has hecho consciente todo lo que te está manteniendo parado? Y en caso de que estés avanzando, ¿Hay algo que te está manteniendo lento?
La única diferencia entre un carro y tu vida es que sabemos exactamente donde está el freno de mano en el carro, pero en la vida debemos aprender a identificarlo.
Cuando no se quita el freno de mano completo, el carro va más lento y consume más energía. Si tienes el freno de mano aún activo, te tienes que esforzar mucho más para alcanzar lo que quieres.
Si tu visión es grande, pero aún sigues apegado a cosas externas e internas que sabes te atan, desvían, distraen, te cargan o te bajan. Entonces, ¿Cuándo crees que vas a llegar a vivir esa vida que sueñas?
De algo me he dado cuenta y es que mientras más grande es tu visión, más debes estar dispuesto a soltar.
TOMA DECISIONES
Con mis amigos, decidimos hacer un ejercicio interno que nos hizo identificar cuáles eran esos frenos de mano. Quiero compartirlo contigo hoy. Nos hicimos estas preguntas:
- ¿Qué estás dispuesto a renunciar?
- ¿En qué te estás enfocando que te resta a lo que sí quieres?
- ¿Qué costumbres tienes que no son útiles para lo que quieres?
- ¿Qué forma de pensar te está alejando de lo que quieres?
- ¿Qué es toda esa basura interna que sabes que debes terminar de soltar, para caminar ligero a lo que sí anhela tu corazón?
Amigo, ¡Es hora de sacar el freno de mano! Agenda tu llamada de aceleración de resultados con mi equipo y comienza a tomar acción.